Noche adentro, temblando
reconocí en las últimas heridas
las manchas del amor
Era tu amor
el frío clavado en la noche
el té empañando las mañanas
el latido asustado de mis venas
cuando hacías azote la palabra
Era tu amor
la desnuda tristeza que acechaba
en medio de la muerte amenazante
la piel sembrándose con cicatrices
que escondían el trazo del dolor
Era tu amor
la quemadura de la lengua
el golpe ciego en la garganta
el gris resabio del ardor
Era tu amor
hablar con las polillas distraídas
para huir a la sombra de su vuelo
al lugar que no sabe de tu ausencia
Era tu amor
la mancha de la sangre
ahogando noche adentro
mi último temblor