Noche

Poema publicado por la revista Entre Paréntesis, en su edición de agosto de 2016



La noche avanza burlesca entre las calles por las que camino,
por las que arrastro a diario la nostalgia con la que hoy digo tu nombre.
Desde la tumba de mis párpados que encierran tu imagen final
mi tristeza te clama de rodillas:
le pregunta a las piedras si encontraron tus pasos,
le pregunta al rocío si limpió tu sudor.
Desde la tumba de mis ojos envejecidos comienza una muerte.

La noche se derrama sobre las cabezas de los solitarios,
los que vagan sobre las huellas que les ha marcado el olvido
pasando entre lugares, personas y momentos sin dejar el trazo de un recuerdo.
La noche cubre las ventanas para que el amor no pueda ni siquiera espiarlos
y el único abrazo posible se ahoga de hastío.

La noche desatada escurre, gota a gota, el vino amargo de las decepciones
las hojas de los árboles tiemblan con el paso del viento cortando el aire,
las hojas parecen cantar en medio de la noche muda,
lejos de esta ventana donde sólo se miran los rayos de lejanas estrellas,
de esta pieza que aún respira tu recuerdo
y que sueña con volver a espiarte.

¿Escucharás el constante murmullo de mis pensamientos atormentados?
¿Reconocerás mis pasos en las avenidas que me llevaron a ti?
¿Recordarán tus dedos la franca desnudez que te anhela?

Sí.

Puedes reconocerme en el mismo viento que hace hablar a las hojas,
escucharme en el río lejano que dibuja la forma de las piedras,
recordarme en los besos que estremecen tus lunares,
encontrarme en la memoria de tus manos.
Dejarme morir en las espinas de tu silencio.