En la noche callada te busco sin hablarte...

En la noche callada te busco sin hablarte
porque el cuerpo habla y se calla el amor
mi cuerpo sabe hablarte:
te susurra en fluidos
te grita en contracciones, en espasmos
te canta en sacudidas con mis caderas anchas.
Yo no puedo. Me borro.
Sólo mi cuerpo puede mostrarte el deseo inabarcable
para el que la razón no tiene una palabra.


Hay un lugar entre tu cuerpo y el mío
donde la oscuridad y desnudez convergen
donde el tiempo no es lineal
y es desgarrado por rasguños
por mordiscos, besos y penetraciones
que nos golpean la piel como el granizo golpea los techos.


Mis sentidos despiertan y se intercambian:
te toco con la lengua,
te miro con las manos,
te escucho con el rabillo del ojo
y en cada célula palpita un corazón.
Mi boca hambrienta te posee;
escurres, tibio, por mi garganta,
por mis pechos, mis costillas, mi vientre húmedo,
te quedas latiendo entre mis piernas temblorosas
y el deseo se muere y desmuere gota a gota.