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Cruzan media ciudad
Esbozan algo como una sonrisa
Se toman de la mano
Reconocen al otro en la yema de los dedos
En el pulso angustiado del que calla
La soledad dolorosa y mezquina.
Cruzan media ciudad
Cuentan los postes
La luz baña los ojos taciturnos
Del amante que siempre extraña más.
Unos perros retozan detrás de unos arbustos
la libertad anónima y salvaje
que los amantes apenas recuerdan.
Sin más testigos que un tarro de basura
El banco de una plaza
O la brisa que sopla en la noche sofocada del verano
inclemente
Los amantes descuentan minutos
Del tiempo que se roban
En la intimidad fatua de una pieza arrendada
De un hotel sin memoria
Y no se atreven a mirar el reloj
Cual verdugo, sus agujas
Rozan el cuello y las muñecas
De los amantes de la cobardía
Hasta que el alba alumbra sus vergüenzas