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Espero que no tengas conciencia de cuánto me alegro en realidad cuando llegas, porque entre esa mirada risueña y esos abrazos
espontáneos, podrías desarmarme sin mover un solo dedo.
Años viviendo y
desviviendo sin ti, años de una soledad bendita borrados con un beso a
traición.
Me muero de miedo.
Más de 12 horas contigo y no quiero que te vayas. Invades mi
tiempo, mi espacio, mi desorden, mis costumbres, mis manías; y sin embargo, no
me molestas.
Un par de horas más y me acostumbro a ti.
Un día sin ti y te
extraño.
Un mensajito y le das sentido a todo.
Una palabra linda y sonrío.
Porque emanas sinceridad. Leo autenticidad en todo lo que
dices, en todo lo que escribes, en todo lo que callas.
Quizás es cierto que a
todos pueden tocarnos cosas buenas de vez en cuando. Porque tú eres lo mejor
que me ha pasado en un montón de tiempo.
Tus chistes malos, tus abrazos cálidos,
tu irresistible perfume, tus gestos de caballerosidad, tus burlas y molestias,
tus caricias y besos espontáneos le están dando un nuevo color a mi vida grisácea.
Sigue pintando mis horas, que el recuerdo ya es imborrable.