He tropezado en cada rincón de la casa con lo que queda de ti
por suerte en esta casa son pocos los rincones
aunque algunos incluso adivinan tu olor.
En algunas horas los recuerdos se vuelven incomprensibles
y se enquistan en los mejores propósitos de olvidar.
Recorro en pocos pasos el territorio que marcaste
y te hablo desde él
desde ese pequeño reino que quedó en mi casa y en mi corazón
desde ese sentimiento claro pero impronunciable
tan reconocible por tu nombre
te hablo desde el calor que encendiste cada noche que viniste a mí
desde el temblor en el que deshiciste mi cuerpo con tu deseo exquisito y brutal
tan solo desde el deseo,
no te di nada más: deseo y dolor.
Tiene que haber una mejor definición de soledad
para vestir de letras lo que siento esta noche
tiene que haber una palabra más fuerte que vacío
para decir que faltas
tiene que haber algo que abarque y demonice el silencio
para decir que tu silencio es el único que odio.
El dolor aumenta y se hace insoportable
tu sorda distancia, irresistible;
tu muda soberbia, inacabable.
Tu falta de respuesta quiebra mi cansada dignidad.
He tropezado en cada rincón de mi vida con lo que queda de ti:
el olvido me ha destrozado la cara.