Olvidé comprar las pilas del reloj
Porque ahora sólo importa el tiempo que yo marco
mi corazón aprendió a hospedar piedras
mi puerta espera menos e invita más
el sol madruga sólo para entibiar mi piel
Y mi cama es más cómoda que nunca
Y mi mesa se libró de rutinas
Y las cortinas son cómplices del viento
Y la alfombra guarda sudores y licores
Al igual que el sillón, la cocina, e incluso el ascensor
Te fuiste
¡Y ahora leo los libros del librero!
Y los poemas, contando los míos, suenan bien
Te fuiste y tu recuerdo dejó de regresar
Te fuiste y la muerte sigue ahí
Incrédula de cuánto me seduce vivir.