Una sucursal del infierno en San Miguel





Siempre concebí mi blog como un espacio literario, donde sólo los relatos, la poesía y los cuentos tendrían cabida. Pero soy periodista y aunque no lo fuera, a veces la realidad supera la ficción y nos remece de forma brutal. Creo que vendrá el poema de los 81 en poco tiempo, por ahora, les comparto esto...


Miércoles, feriado religioso. En plena madrugada una riña habitual entre los reos de la Torre 5 del penal de San Miguel se escapa de control. El fuego se expande en cosa de minutos. Ese mundo sórdido y oscuro de las cárceles queda expuesto al alero de una tragedia de proporciones: 81 reos mueren, 15 por asfixia y el resto calcinados. Decenas de heridos son evacuados mientras los familiares de los condenados se agolpan en las afueras del recinto penal. Sebastián Piñera, Presidente de Chile, suspende sus actividades para visitar a los heridos en la Posta Central (el principal centro de atención de urgencia pública de la capital) y luego se apersona en el lugar del siniestro, para confirmar el número de víctimas fatales, supervisar la notificación a los familiares en forma privada y decir que "el sistema carcelario chileno no es digno de un país que trate civilizadamente a su gente".

2010 ha sido un año marcado de tragedias. Primero, el cataclismo que dejó centenares de muertos, miles de chilenos en la calle y medio Chile en el suelo. Luego, los mineros atrapados que, aunque rescatados exitosamente, dejaron en evidencia las malas prácticas de los empresarios mineros, actividad clave en el desarrollo nacional. La huelga de hambre que mantuvo en jaque la vida de 38 comuneros mapuches durante 82 días, imputados por temas que son de difícil solución y que no viene al caso tratar acá. La tragedia carretera que cobró la vida de 26 compatriotas. Y hoy despertamos con una postal del infierno en pleno Santiago. Columnas de humo que, según testigos, se veían a kilómetros. Una mole de cemento envuelta en inmensas llamas. Un aviso tardío, un cuerpo de Bomberos que, aunque admirable, sigue siendo voluntario y digan lo que digan, no está a la altura de una institución profesional. ¿Cuándo nos haremos cargo de esto?

Son cientos los familiares de presos desesperados por saber cómo están. Lloran, gritan, insultan, lanzan barro y piedras a las autoridades presentes. Carabineros logra mantener el orden a duras penas. Por altavoz, resuena un listado de nombres: son algunos de los sobrevivientes, una letanía devastadora para quienes no escuchan el nombre de su hijo, hermano, esposo, amigo... Varios presos continúan graves en distintos hospitales y el Presidente dice que "por supuesto" que las víctimas fatales pueden aumentar, pues muchos reos están en estado gravísimo. La investigación apenas comienza, sin duda será ardua y habrá varios responsables, pero ahora lo importante es identificar los cuerpos y dar información certera a las familias.

Las redes sociales también están en llamas. Los detractores del actual gobierno dicen que el Presidente es "yeta", que tiene mal karma, que trae mala suerte porque todas estas desgracias pasaron bajo su mandato. Los partidarios recuerdan que el problema de hacinamiento carcelario se arrastra hace décadas. Algunos bastante insensibles comentan que hay 81 delincuentes menos de qué preocuparse, otros les responden que sus condenas no incluían morir calcinados. El debate no cesa, nadie queda indiferente a la que es quizás la peor tragedia en la historia del sistema pena chileno.

Miércoles, feriado religioso y cumpleaños de mi mamá. Tengo que desconectarme, tengo que dejar la consternación para más rato; pero no puedo ignorar, necesito empezar a escribir la historia de los que perecieron en uno de los infiernos que ni el propio Dante hubiera descrito mejor.